domingo, 17 de febrero de 2008

Civilitation fall

Civilitation fall

Es el fin.
Nunca más se escribirán en los Muros del Conocimiento las historias de los reyes, las conquistas, las batallas.Soy el último de todos ellos. El último sacerdote que queda, con el único objetivo de escribir el epitafio de una civilización que acaba. Nunca más recibirán plegarias nuestros dioses. ¿Por qué no nos escuchasteís? Creíamos en vosotros, pero vosotros no creíais en vuestro pueblo. Moriré con una plegaria para el Señor del Vacío, consciente de que conmigo morirán también los dioses. De ellos sólo quedarán las estatuas y templos erigidos en su nombre. Testigos mudos del auge y caída de nuestra civilización. Otros verán en ellos el símbolo de nuestro poder de antaño. Un poder que creció tanto que no se pudo mantener, y que con su caída nos arrasó a todos.
Aun recuerdo cuando era un aprendiz, el seminario de la Isla del Retiro. Allí donde los primeros emperadores empezaron a levantar grandes monumentos como símbolo de su poder, aunque ello costase la vida a muchos súbditos. Las estatuas de miles de cuerpos de altura, revestidas de piedra blanca eran majestuosas. Infundían respeto a muchas lanzadas de distancia. Recuerdo también mi primera visita al templo de Ka'amon, el templo más grande de cuantos se construyeron. Bañado en oro y asentado sobre la sangre de los trabajadores que perecieron en su construcción. Pronto no quedará más que el polvo.
Tantos templos, tantas figuras, tantos monolitos y estatuas de tamaño gargantuesco que se perderán el el olvido. Cuando ellos vean lo que dejamos, ¿qué pensarán? ¿Se imaginarán tal vez la grandeza que poseímos?¿O quizá la tiranía de aquellos que sacrificaban a los suyos?
Cuando vean nuestras estatuas guardianas, ¿Sentirán miedo? ¿O se echarán a reír considerando que no darían miedo ni a las crías? ¿Se burlarán de nuestro sentido artístico?¿O quedarán maravillados por nuestra técnica?
Adiós dioses antiguos. Vuestra hora llega con mi fin. No quedará más que letras en la pared, letras que nadie leerá jamás. Mañana llegan los que beben agua, y nos impondrán sus propios dioses, como derecho del conquistador. Adiós Caelisra, portador de la rueda de la vida y la muerte. Parece que has sucumbido a tu propia guadaña. Se acabó Mefetran, no hay más mensajes para el pueblo. Tus símbolos en el cielo no volverán a ser escuchados. Hisa, tus hijos morirán, será tu dolor el que te lleve. Shion, tu espada no refulgirá en ninguna batalla más. Asha, el ciclo vital se interrumpe en tu planeta. Estancada la vida, sólo queda la muerte. Adiós, dioses menores, demasiado numerosos para este epitafio, pero igualmente añorados.
Mañana llegan "los que beben agua". Los conocemos desde hace mucho tiempo, mucho antes de que ellos nos conocieran a nosotros, cuando su tecnología era aún primitiva. Demasiado pronto los catalogamos de inofensivos. Cometimos un error olvidándonos de esa pequeña especie, tan indefensa que sólo los dioses podían explicar que hubieran sobrevivido tanto tiempo. Subestimamos a esa especie aferrada a su breve paso por cada ciclo, y sin embargo valiente y dispuesta a darlo todo siempre. Pero cambiaron. Volvieron a sentir el hambre de la conquista y su mundo fue pronto muy pequeño para ellos. Volvieron a un estado cultural casi primitivo, se convirtieron en una
marea. Y como conquistadores obligan a los conquistados a adoptar sus costumbres, expandiendo el poder de sus dioses hasta el infinito.
Mañana llegan "los que beben agua", los Inconscientes, o como se llaman a sí mismos, los "humanos".
Que el Señor del vacío nos dé reposo eterno.
Kashi'on, 3245 supremo sacerdote y último del templo de Ka'amon

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