Hay muchas obras que creo que podrían haber sido mucho mejores con pequeños (o no tan pequeños) cambios. Muchas veces con cambiar el final se puede convertir algo en mucho mejor. Otras, habría que cambiar más cosas.
Hoy presentamos, una serie de artículos que supongo que no llegará a ninguna parte: How it should be (am)ended. Primer capítulo: Bleach.
Como ya conté en una ocasión, Bleach es una serie que me gustó al principio, pero que pronto empezó a degenerar y a convertirse en una serie mediocre. Me engañó y aún hoy todavía no lo he terminado de superar. La verdad es que ya tengo una edad y debería dejar de pensar en dibujos para adolescentes que ví hace casi 10 años, pero no lo puedo evitar.
Creo que hubiera mejorado mucho si se hubiese terminado a tiempo.
¿Cómo habría cambiado yo el final?
Fácil, muy fácil, habría hecho que la serie terminase al final de la tercera temporada.
----Warning: (minor) Spoilers ahead --------------
Ichigo (o el capitán 1 que me hubiera gustado verlo en acción, o quien fuera, mientras la lucha sea épica me hubiera dado igual) vence al malo al final de la tercera temporada. Algún tipo de interacción Rukia-Ichigo. Fin de la historia.
Por supuesto, Renji muere por sus heridas. Eso lo hubiera convertido en un gran personaje, en vez de el bufón en el que le convierten. Si algo nos ha enseñado Dragon Ball es que una serie en la que nadie puede morir (o permanecer muerto) no tiene gracia ninguna. Si os preguntáis si se puede morir en el mundo al que van los muertos, os diré que sí, porque nadie se extraña de que se pueda morir cuando Aizen aparece muerto.
Con estos dos 'simples' cambios te quitas de power creep, rellenaco, bufonadas, que Ruzia nunca haga nada más, el remodelado del malo (porque claro, un malo con gafas y pinta de empollón no puede ser), otro mogollón de personajes poco interesantes y, sobre todo, dejas a los espectadores con buenas sensaciones y ganás de más. Pero claro, es matar la gallina de los huevos de oro.
Epic death is epic
PD: Bloquearon el vídeo anterior y este tiene una frase en un momento muy inoportuno, cargándose la atmósfera.
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¿No era tan difícil, verdad?
