Bueno pues han pasado 28 semanas, casi siete meses. Volando se han pasado. Todo ha cambiado pero no tanto, parece que en el fondo todo sigue igual. La gente hace su vida, yo diría que de forma no tan distinta a como la hacía antes. Bueno, al menos la mayoría. Salen, compran, quedan, trabajan... solamente que ahora lo hacen con mascarilla y menos apelotonados. Evidentemente hay cosas que no se pueden hacer, como por ejemplo ir a estadios, conciertos, viajar libremente... pero eso parece que son cosas que la mayoría de la gente hacía de forma excepcional.
Y por aquí 28 semanas de sequía absoluta. Probablemente la mayor pausa del blog, aunque tampoco estoy seguro. Es raro, parece que con tanto tiempo en casa debería ser más fácil haber sacado un rato para escribir. Pero nada, ni un amago. Bueno esta entrada se iba a llamar 16 semanas después pero ahí se quedó, con el título. Es cierto que las primeras semanas fueron muy estresantes y parecía que había mucho que hacer, pero en el verano debería haber sacado un hueco. Mucha gente se ha dedicado (al menos al principio) a hacer cosas que hacía mucho tiempo pendiente, o a aprender cosas nuevas, como cocinar, hacer pan, manualidades, ejercicio, pero yo no. Me he pegado unos buenos vicios a las mágicas, eso sí. Pero la verdad es que debería aprovechar más el tiempo.
La verdad es que con la pandemia tengo miedo. Ya no es como al principio, parece que no hay riesgo de desabastecimiento, pero creo que empiezo a ser consciente de mi propia mortalidad. ¡Venga hombre, no jorobes, si llevas quince años dando por saco con que nos hacemos mayores. Pues sí, y tenía razón, ahora de repente somos quince años más viejos que entonces. (Lo que me recuerda que el otro día vi a una chica que me recordó a alguien que conocí con 18, pero claro si esta que ví tenía como 18 probablemente no había nacido cuando conocí a la que yo conocí, pero no vamos a ahondar en este trabalenguas que me conozco)
Ahora ya me empieza apreocupar la muerte. Que hace mucho que soy consciente de que está ahí, en mi familia ha muerto gente relativamente joven sin previo aviso y eso me ha hecho siempre valorar las cosas que tenía de otra forma. Pero me temo que con esto de la pandemia pueda morir gente que, inconscientemente, creo que siempre van a estar ahí. Parece que es una lotería macabra que le puede tocar a cualquiera. Cuantos más años, más papeletas, pero todos jugamos. Que la vida es así, pero esto es como un sorteo extra y con bote.
¡Oh noes! ¿Vamos a pasar de "nos hacemos viejos" a "vamos a morir"? Pues sí, amigos, el blog se puede volver más cenizo todavía. ¡Estamos que lo tiramos! ¡Me lo quitan de las manos, oiga! Eso si sigue habiendo blog, porque desde que nos cerraron nunca encuentro un hueco en el que me apetezca escribir. Si saco un minutillo me echo unas mágicas u otro jueguecillo chorra. Again, and again, la historia se repite.
Bueno pues esto es tod de momento. Es una pena que en seis meses no haya sido capaz de escribir nada más que esto. Pero, ¿quién sabe? lo mismo me pica el gusanillo una vez más y le dedico un poquito de tiempo a esto en vez de a cosas más inútiles. Lo que no creo es que vaya a meterme en un hobby práctico como la ebanistería.
¡Salud!, nunca mejor dicho.
¡Cuaderno de esquelas del Capitán Cid!
ResponderEliminarSiempre saludaba...