Últimamente me ha dado por preguntarme qué pensarían mis abuelos, fallecidos hace más de 20 años, si levantaran cabeza, si vieran el mundo de hoy. O también que pensarían mis abuelas si hubieran mantenido todas sus capacidades intelectuales hasta el final.
Por algún motivo me parece que se encontrarían con un mundo familiar, pero extraño, con algunas cosas que no entenderían. Por ejemplo, ahora todo el mundo lleva un ordenador en el bolsillo. Quien más quien menos lo consulta muy frecuentemente. Hay muchas más cosas, pequeñas y grandes. No sé, que se me ocurran a bote pronto, por ejemplo a nadie se le ocurre dejar jugar a los niños solos en la calle, al menos en poblaciones con algo de tamaño. Los quioscos están en vías de extinción, la lucha contra el cambio climático parece que puede empezar a tener peso político, el azúcar es el enemigo de los nutricionistas y ya nadie habla del colesterol, el plástico es el mal, nadie sabe ya que esperar de Estados Unidos, el clima político es de conmigo o contra mí, las matrículas de los coches tienen tres letras...
La verdad es que ha sido en este último punto cuando me he empezado a dar cuenta. Nuestros abuelos probablemente conocieron las matrículas de cinco números. Nuestros abuelos, de más cerca o más lejos, vivieron otros cambios, igual que nosotros, ysus cambios probablemente fueron más drásticos o por lo menos más dramáticos. Panta Rei, lo único constante es el cambio. Suponongo que todas las generaciones experimentan cambios, sobre todo las de los dos últimos siglos.
Supongo que es normal que a veces mire a mi alrededor y que, acordándome de mi yo de hace 20 años, esté a veces extrañado de lo que ocurre a mi alrededor. De cosas que vienen y van. De cambios que no se sabe si son modas pasajeras o si vienen a cambiarnos. El mundo cambia muy rápido, al menos en los últimos tiempos. Pero la gente se adapta también muy rápido, casi sin darse cuenta, sólo mirando hacia atrás de vez en cuando.
También pienso en cómo ellos se fueron y el mundo siguió cambiando, siempre girando. Da miedo ver cómo todo puede cambiar en un momento o poco a poco sin que te des cuenta hasta que un día miras atrás. Y seguirá cambiando contigo o sin ti.
Pero bueno, el cambio da miedo pero no tiene por qué ser malo. Así que disfrutemos de lo que nos va tocando mientras podamos. No sé que más poner, ayer estaba más inspirado. Los números cambian y somos los mismos pero diferentes. Más viejos, eso seguro. Pero supongo que menos inseguros con el tiempo. A veces me imagino qué pasaría si pudiera hablar con mi yo de hace 15 años. ¿Qué pensaría yo de él? ¿Y él de mí?
Bueno, se acaba el día, así que lo dejaremos aquí por hoy. Nos vemos.
jueves, 16 de enero de 2020
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